miércoles, 27 de octubre de 2010

Abel, el ratón que baila tap

Un ratón con ojos saltones y pelirrojo vivía en una casita debajo de la tabla número 12 del piso de mi cuarto, justo debajo de mi cama.  Se llama Abel y es un ratón bailarín de tap.  Abel y yo nos conocemos desde hace 2 años, cuando sentí un ruido extraño debajo de mi cama y decidí investigar, solté las tablas de madera y lo encontré practicando un número de tap, tenía puesta una chaqueta de lentejuelas rojas y sus zapatos de charol talla número 3(en zapatos para ratón).  Abel ama tanto el tap que practica todos los días de 8 a 10 sin falta y yo aveces lo acompaño con las palmas para que se sienta en un verdadero espectáculo, a él le encantan los aplausos.


Abel y yo somos amigos del alma, de música, de corazón.  Es un ratón mágico y le ha puesto tanto empeño que baila genial, es realmente un ratón profesional del tap y estoy muy orgullosa de él.  Me gusta hacerle su ropa, para que se sienta cómodo y feliz, entonces le he tomado prestadas a mi abuelita Rita algunas telas y ahora Abel tiene 10 chaquetas de colores brillantes que lo hacen ver como todo un artista.


Hace unos días decidí que era hora de que el mundo conociera a Abel, así que decidí filmarlo, montamos un escenario lleno de luces, hecho con cajas de cartón, le robamos la cortina al teatro de títeres de mi primita Isabella y le tomamos prestado a la Barbie un micrófono, una silla y un espejo para hacer un camerino.


Abel bailó como nunca, sonrió durante toda su presentación y sus pies fueron mágicos, realmente él es el ratón del tap.  El video lo subí a internet y en solo dos horas se convirtió en el más visto.  Ahora Abel es famoso, cada semana subimos un video nuevo para que sus fans puedan verlo.  


Yo tenía miedo de que Abel quisiera irse de debajo de mi cama, porque cuando alguien se vuelve famoso siempre quiere irse, pero Abel es diferente me dijo que quería quedarse a vivir conmigo, siempre debajo de mi cama, que yo era su amiga de música y que los amigos de música nunca se abandonan.



lunes, 11 de octubre de 2010

Un día de sol solecito

Un día de sol solecito Amanda salió a montar en su carrito, un carrito morado que le regaló su tía Aldo por su cumpleaños número 5.  Amanda es una corredora de autos profesional y tiene su equipo completo, casco antigolpes duros, rodilleras y coderas con un conejo estampado, gafas de margaritas con soporte en las orejas y lo mejor una actitud ganadora.  Amanda tiene el primer puesto en la carrera infantil de Valle de Algodón y lleva invicta dos años, pues corre desde los 3.

El día de la carrera llegó, Amanda desayunó pancakes con mermelada de fresas silvestres y un vaso de leche achocolatada con chispas de colores.  Lista la energía y a correrrrrrr.  Amanda se subió a su carrito morado, prendió el motor, revisó que tuviera puesto todo su equipo, se puso sus gafas, puso sus tennis de luces en los pedales y arrancó.


Otra vez llegó en el primer puesto y su sonrisa iluminó todo el Valle de Algodón.  Amanda es una corredora profesional, a sus cinco años es una gran medallista, su cuarto está decorado con cientos de medallas que cuelgan del cuello de un unicornio de peluche.

Amanda es un niña genial, no solo porque es corredora de autos profesional sino porque además es campeona de burbujas.

domingo, 10 de octubre de 2010

Amelia y la laguna

Ella es tan chiquita que cabe en mi maleta de mano, tiene unas manos gorditas, un pelo parado y una sonrisa que derrite muchos corazones.  Dan ganas de comérsela a besos y abrazos, dan ganas de quererla más de lo que se puede querer.

Visitamos la laguna dos días y ella vestida de colores iluminaba los días no tan soleados que nos trajo el invierno.  Ella es especial, es única, es chiquita, es mágica, ella aún no sabe hablar, pero hace mil ruiditos que lo dicen todo.

Amelia es ella, es de peluche, de amor, de corazón.  Su sonrisa es lo mejor que me pasó el fin de semana, sus ganas de cantar, de hablar, de soñar.  Ella es lo que quiero ver, lo que quiero ver crecer.  Tiene tanto por aprender pero lo mejor es que tiene mucho por enseñarme.  Ella es mi bebé pitufo.