lunes, 28 de mayo de 2012

MÍA


En un castillo de chocolate vive una princesa con pecas de chocolates, vestido largo de algodón de azúcar y un pelo ensortijado donde aveces se paran a descansar las mariposas.  Es tan linda como los atardeceres de color naranja en la playa y su sonrisa siempre ilumina cualquier lugar oscuro.  Ella es una princesa feliz.

Se llama Mía y le gusta coleccionar empaques de chocolates y entre más brillantes son más importantes.  Ya logró hacer un tapete de envolturas y es genial porque cada vez que se para encima todo huele a chocolate.  En su cuarto tiene una pared dedicada a las sonrisas, ella misma pinto las sonrisas de las personas que mas quiere y las clasifico desde la más tierna hasta la más pegajosa.  También pegó en el techo un montón de estrellas y construyó su propia galaxia.  Y debajo de su cama guarda un inmenso álbum donde guarda todos los abrazos que le han dado desde que era bebé, y aveces cuando está triste se sienta a recordar cada uno y siempre, al final, se siente mejor.

Sus papás le regalaron un collar de dulces deliciosos y ruidosos para que cada vez que tenga miedo muerda un pedacito y sienta explotar su panza de alegría y también de valentía.  No es malo tener miedo, lo malo es no enfrentarlo y dejar que te sientas mal o triste, por eso el Rey y la Reina le dieron ese regalo a Mía, para que enfrentara el miedo y se divirtiera.

Todas las mañana Mía va a al colegio para princesas del Gran Reino, le encanta ir y ver a sus amigas; Nina es su mejor amiga, es la princesa del Reino Submarino, es una linda y pelinegra sirena.  Siempre están juntas y no importa que Nina deba estar en contacto con el agua, para eso Mía arrastra su carrito lleno de agua de mar y donde además la acompaña Su, una linda estrellita de mar.   Su clase favorita es la de nado sincronizado, pasan felices debajo del agua, bailando con todos los peces e imitando las lindas coreografías de las medusas.  Siempre tienen una muy buena calificación en esa clase, hasta Mía parece una sirena más.

La comida que más le gusta a las princesas son los cupcakes con mucha crema batida, y de muchos colores y sabores.  Los preferidos de Mía son los de crema de limón con cerezas rojas y coco rallado, es una combinación extraña, pero exitosa pues cada vez que se como uno de esos le dan ataques de risa contagiosa.  Y lo que más le gusta en las noches es tomar un chocolate muy calientito con masmelos flotando, cada vez que un masmelo se disuelve en su boca ella tiene un recuerdo bonito.

En su cumpleaños número 8, Mía recibió de parte del Gran Reino una linda mascota, un dragón bebé, al que le puso el nombre de Eliot.  Es un dragón muy especial y divertido, cada vez que pestañea cae escarcha del cielo y sabe volar hacia atrás con un ritmo muy musical.  Aún no sale mucho fuego de su boca, Mía le está enseñando con mucha paciencia y precaución para evitar accidentes.  Siempre ensayan con una vela mágica que Mía tiene en su mesita de noche y aún Eliot no logra prenderla con el primer soplido, pero están trabajando muy duro para poder encenderla.

Mía y Eliot no se separan nunca, bueno solo cuando Mía va al colegio, pues en el colegio de princesas no se aceptan las mascotas, son demasiado divertidas y las niñas no ponen atención a las clases.  Pero cuando Mía llega al palacio juegan por horas, hasta que Eliot empieza a bostezar y debe dejar de volar, es un dragón bebé y debe dormir 10 horas cada noche.  Antes de dormir Mía le canta una canción suave a Eliot y le pone un poco de loción de frambuesas en la panza, para que sueñe cosas divertidas.  Ella se quita sus pantuflas de nube y se mete en la cama de algodón, es hora de soñar, de volar.

Ser princesa es genial, siempre hay algo nuevo por descubrir y mucha magia alrededor.  Vivir en un palacio es muy divertido, tener amigos de otros reinos hace la vida mejor y tener como mascota un dragón es algo fuera de este mundo.  Por todo esto Mía es una princesita feliz.

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